La taracea es una técnica artesanal que consiste en el revestimiento decorativo de superficies, como pavimentos, paredes, muebles, esculturas y otros objetos, mediante la incrustación de piezas cortadas de diferentes materiales. Estas piezas, que pueden ser de madera, concha, nácar, marfil, metales u otros materiales similares, se encajan meticulosamente en un soporte para formar un diseño decorativo.
El proceso de taracea implica varios pasos. En primer lugar, se seleccionan los materiales adecuados según el diseño que se desee lograr. Luego, las piezas se cortan en formas y tamaños específicos, utilizando herramientas especializadas como sierras, cinceles o láminas de corte. Cada pieza se ajusta cuidadosamente para que encaje perfectamente en el diseño general.
Una vez que las piezas están cortadas, se coloca un adhesivo especial en el soporte donde se realizará la taracea. El artesano va colocando las piezas una a una, asegurándose de que estén bien ajustadas y en posición. Dependiendo del diseño, puede haber un efecto de contraste entre las diferentes piezas, debido a las variaciones de color y características de los materiales utilizados.
Después de que todas las piezas están colocadas, se realiza un proceso de acabado. Esto implica lijar cuidadosamente la superficie para lograr una textura uniforme y suave. También se aplican capas de barniz u otros productos protectores para preservar el trabajo y realzar su belleza.
La taracea es un arte que requiere habilidad, precisión y paciencia. Los artesanos que dominan esta técnica pueden crear diseños intrincados y elaborados, desde patrones geométricos hasta imágenes figurativas. La taracea se ha utilizado en diferentes culturas a lo largo de la historia y ha dejado un legado impresionante en la arquitectura, los muebles y otros objetos artísticos.
Hoy en día, la taracea sigue siendo practicada por artesanos en diversos lugares del mundo, y se valora como una forma de expresión artística única y de alto nivel de detalle y artesanía.
Historia: La taracea se remonta a la antigua Sumeria en Mesopotamia (3000 a. C.) y a la dinastía Ming en China (1368-1644). Posteriormente, se difundió por Asia Menor (actual Turquía) y los romanos la adoptaron al entrar en contacto con el mundo helenístico, denominándola "incrustatio" o "loricatio". Plinio el Viejo realiza una extensa descripción de esta técnica en su obra Naturalis historia, refiriéndose a las piezas utilizadas para las incrustaciones como "crustae". Los árabes introdujeron esta técnica en España, de ahí que el término "taracea" provenga de la palabra árabe "Tar'sia", que significa incrustación.
Entre los años 1440 y 1550, la taracea alcanzó su máximo esplendor gracias al gusto por el arte y el lujo de las nuevas clases adineradas, desarrollando lo que André Chastel definió como el "cubismo del Renacimiento".
Inicio - Bastones Express - Buscar por precio - Materiales - Medidas y usos - Novedades - Promociones - Temas - Tipos - Vista rápida